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La ciencia y sus vínculos
En 1796, en Europa, hubo una gran epidemia de viruela. El
doctor Edward Jenner observó que quienes ordeñaban vacas
se contagiaban de una viruela similar a la de los seres
humanos, menos dañina y que no causaba la muerte, además
de que se volvían inmunes a la viruela humana.
Con una aguja, Jenner tomó pus de una herida abierta de
una granjera enferma de viruela de vaca; luego, con esa aguja
raspó la piel del hombro de un niño de ocho años. El pequeño
sanó y 48 días después Jenner lo expuso a enfermos de viruela
humana. El niño no enfermó. Así se descubrieron las vacunas;
nombre que derivó de la palabra “vaca”, ya que fue la primera
con que Jenner experimentó.
Hoy existe una gran variedad de vacunas para
enfermedades como la tuberculosis y la poliomielitis, o vacunas
combinadas como la pentavalente que te protege contra la
difteria, tosferina, tétanos, influenza tipo B y hepatitis B;
algunas se aplican a los niños en edad temprana. Hay vacunas
que ya no se aplican, como la viruela, debido a que esta
enfermedad se erradicó de México en 1977.
Cuando te vacunan, tu organismo reacciona y
forma defensas contra una enfermedad, por lo
que si entras en contacto con quien la tenga,
será más difícil que te contagies; en caso de
contraerla, los síntomas serán menores.
Las vacunas te ayudan a evitar
enfermedades como la tuberculosis,
las paperas, el sarampión o la
varicela. De modo que cuando
sea necesario vacunarte debes
dejarte inyectar, aunque te
produzca dolor. El poco dolor
que quizá sientas, tendrá como
recompensa evitar enfermedades.
Edward Jenner
aplicando la primera
vacuna de viruela.
tema
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