Mestizaje e intercambio cultural
Una vez iniciado el proceso de colonización, los españoles lleva-
ron a cabo diversas acciones para gobernar las áreas que habían
conquistado; una de ellas fue reubicar los pueblos y agruparlos
en torno a nuevas aldeas. Así dio inicio el diseño de ciudades
caracterizadas por una plaza central, una gran iglesia y calles
rectas, tal y como siguen existiendo en los centros históricos de
muchas ciudades de nuestro país.
La reubicación de las poblaciones indígenas hizo que muchas
familias se integraran con otras que tenían tradiciones y len-
guas diferentes, lo que favoreció que surgieran nuevas formas
de nombrar las cosas, costumbres, valores e ideas.
La Corona española envió a un grupo de frailes para convertir
a los indígenas de los territorios conquistados a la religión cató-
lica por medio de la evangelización. Estos religiosos se propu-
sieron transformar las creencias de las culturas originarias, por
lo que en cada poblado establecieron un convento con su res-
pectiva iglesia y fomentaron el culto a un determinado santo en
cada pueblo; esto contribuyó a generar una nueva identidad y a
resaltar el papel central que se le daba a la Iglesia.
Los frailes también se encargaron de la educación de los hijos
de las familias indígenas de los estratos altos, enseñándoles a
los niños religión, escritura, aritmética y canto, mientras que
a las niñas las instruían en otras labores consideradas necesarias
para ser buenas esposas y madres cristianas.
En este mural del convento
de Huejotzingo, Puebla, están
representados los primeros
doce franciscanos que llegaron
a Nueva España.
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