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Diferencias y analizas las características de la comedia y el drama
NORA:
No me refero a preocupaciones. Estoy diciéndote que nunca hemos
hablado en serio, que nunca hemos intentado llegar juntos al fondo de las cosas.
HELMER:
Pero, querida Nora, ¿te habría interesado hacerlo?
NORA:
De eso mismo se trata. Tú no me has comprendido jamás. Se han
cometido muchos errores conmigo, Torvaldo. Primeramente, por parte de papá, y
luego, por parte tuya.
HELMER:
¡Cómo! ¿Por parte de nosotros dos.
.. que te hemos querido más que
nadie?
NORA:
(Haciendo un gesto negativo con la cabeza.)
Nunca me quisisteis. Os
resultaba divertido encapricharos por mí, nada más.
HELMER:
Pero, Nora, ¿qué palabras son ésas?
NORA:
La pura verdad, Torvaldo. Cuando vivía con papá, él me manifestaba todas
sus ideas y yo las seguía. Si tenía otras diferentes, me guardaba muy bien de
decirlo, porque no le habría gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo
ni más ni menos que yo con mis muñecas. Después vine a esta casa contigo.
..
HELMER:
¡Qué términos empleas para hablar de nuestro matrimonio!.
..
NORA:
(Sin inmutarse.)
Quiero decir que pasé de manos de papá a las tuyas. Tú
me Formaste a tu gusto, y yo participaba de él.
.. o lo fngía.
.. no lo sé con exactitud;
creo que más bien lo uno y lo otro. Cuando ahora miro hacia atrás, me parece que
he vivido aquí como una pobre.
.. al día. Vivía de hacer piruetas para divertirte,
Torvaldo. Como tú querías. Tú y papá habéis cometido un gran error conmigo: sois
culpables de que no haya llegado a ser nunca nada.
HELMER:
¡Qué injusta y desagradecida eres, Nora! ¿No has sido feliz aquí?
NORA:
No, nunca. Creí serlo; pero no lo he sido jamás.
HELMER:
¿No.
.. que no has sido feliz?.
..
NORA:
No, sólo estaba alegre, y eso es todo. Eras tan bueno conmigo.
.. Pero
nuestro hogar no ha sido más que un cuarto de recreo. He sido muñeca grande en
esta casa, como fui muñeca pequeña en casa de papá. Y a su vez los niños han sido
mis muñecos. Me divertía que jugaras conmigo, como a los niños verme jugar con
ellos. He aquí lo que ha sido nuestro matrimonio, Torvaldo.
HELMER:
Hay algo de verdad en lo que dices.
.. aunque muy exagerado. Pero desde
hoy todo cambiará; ya han pasado los tiempos de jugar y ha llegado la hora de la
educación.
NORA:
¿La educación de quién? ¿La mía o la de los niños?
HELMER:
La tuya y la de los niños, Nora.
NORA:
¡Ay! Torvaldo, tú no eres capaz de educarme, de hacer de mí la esposa que
necesitas.
HELMER:
¿Y me lo dices tú?
NORA:
¿Y yo.
.. qué preparación tengo para educar a los niños?
HELMER:
¡Nora!
NORA:
¿No has dicho tú mismo hace un momento que es una misión que no te
atreves a confarme?.
..
HELMER:
Estaba exaltado.
.. ¿Cómo puedes reparar en eso?