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B
loque
I
Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Paul Cézanne
El juicio de París (1862)
Hay, sin embargo, entre los logros de la estética, dos ideas que muy bien pueden enriquecer nuestra
experiencia del mundo a nuestro alrededor.
La experiencia estética
En primer lugar, aunque como veíamos, no ha sido nada sencillo establecer de una vez por todas
qué es la belleza, la refexión estética sí ha logrado un cierto éxito en delimitar su campo de estudio.
Immanuel Kant (Prusia, 1724-1804), uno de los más importantes Flóso os que haya existido, y a
quien nos encontraremos más adelante, logró reconocer qué es lo que hace a la experiencia de la
belleza una experiencia especial, distinta a cualquier otra. Nos dice Kant: sabemos que estamos
en presencia de la belleza porque sentimos placer al contemplarla (o escucharla, en el caso de la
música), pero no cualquier placer, sino un placer
desinteresado.
Es decir, un placer que no tiene
nada que ver con la satisfacción de nuestras necesidades. El placer de comer sería un ejemplo,
utilizado por Kant, por cierto, de un placer
no estético
, porque comer, aun pudiendo ser
también un
placer (¡¿quién se atrevería a negarlo?!),
es al mismo tiempo un procedimiento mediante el cual
satisfacemos una de nuestras más importantes necesidades biológicas. En contraste, reconocemos el
placer estético porque lo experimentamos aunque no tenga nada que ver con nuestras necesidades,
deseos o intereses. Es lo que experimentamos ante un paisaje impresionante o una escultura
intrigante. Simplemente, sentimos que podemos verla durante horas, sin que eso nos sirva para
ninguna otra cosa. Es más: en ocasiones hasta tenemos que hacer un esfuerzo para abandonar
nuestra contemplación y atender nuestras responsabilidades y necesidades. Esta es la
experiencia
estética
, según Kant.