El campo
El campo se estremece de gusto. Huele a tierra
y a yerbas mojadas. Las hojas de los árboles,
de las milpas, de los jarales, están cubiertas de
gotitas de agua que, con la luz del sol, brillan como
sarta de vidrios de colores que se ponen las
mujeres en el pecho, en las orejas, en los anillos.
Nos agarramos de los árboles y los hacemos llover:
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