de engrudo, para no más ir corriendo por la calle,
contra el viento, sin que se sostenga solo con el
aire, ni se atore en los alambres de la luz, ni con
cualquier rabieta caiga al suelo y se rompa. Iré al
campo, hasta el Algodonal o las trojes de Oblatos;
si no quieres, madre, que vaya tan lejos, subiré
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