Algunos desafíos, que son juegos, pueden realizarse más de
una vez, lo importante es que participes con entusiasmo e inte-
rés en ellos.
Es conveniente que los desafíos se resuelvan en la escuela
para que sea posible analizar los procedimientos con el apoyo
de tus compañeros y maestro. Si los resuelves en casa, con tus
padres, hermanos u otros familiares, pídeles que no te digan la
respuesta ni cómo hacerlo, sino que te planteen preguntas que
te hagan pensar para que seas tú quien encuentre la solución.
Es importante que aproveches lo que te ofrecen estos de-
safíos: construir procedimientos y estrategias para resolverlos;
aprender a tomar decisiones sobre cuál es el mejor camino a
seguir; escuchar la opinión de los demás; retomar aquello que
enriquece tus puntos de vista y la manera en que resuelves los
problemas; convivir con tus compañeros de manera armónica y
respetar la diferencia.
Además de lo anterior, ¿para qué crees que te servirá lo apren-
dido con los desafíos? ¿Para qué te servirá ponerte de acuerdo
con tus compañeros sobre la forma de resolverlos? ¿Para qué
puede servirte que entre todos construyan procedimientos de
solución?
Quizá empieces a notar cambios importantes en tu trato con
los demás; en tu forma de razonar, de tomar decisiones; en el uso
de tu memoria; en la manera de comunicar lo que piensas y de
entender lo que otros piensan. Pero, por el momento, despreo-
cúpate y di: “¡Yo sí acepto el desafío!”.
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Desafíos matemáticos