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ZENAIDA:
No hay nada que buscar.
DON ROSALíO:
(
Desde fuera
) Entonces, ¿qué es lo que quieres,
muchacha?
ZENAIDA:
Que mi marido me escribió una carta, y no sé leer.
Entra don Rosalío calándose unas gafas, tiene pelo y
barba blancos.
DON ROSALíO:
Eso sÍ que me dará mucho gusto, muchacha, que yo
para leer es para lo único que sirvo, porque ya estoy
muy viejillo. Y más una carta de un muchacho como
Juan tu marido, que quiero mucho, por trabajador. A
ver, dame acá.
Zenaida le entrega la carta.
DON ROSALíO:
(
Leyendo
) “Querida Zenaida, esposa mÍa: Después de
saludarte y de besarte por medio de estas lÍneas, te
digo lo siguiente: que ya acabé mi contrato aquÍ
donde estoy trabajando, aquÍ a donde vine a buscar el
pan para ti y para mÍ y para nuestros hijos; que todo
salió bien, y sin novedad, y que tuve suerte: de
manera que regreso…”
ZENAIDA:
(
Encantada
) ¡Regresa!
DON ROSALíO:
(
Leyendo
) “…llego el dÍa 17…”
ZENAIDA:
¿Qué dÍa es hoy?
DON ROSALíO:
Diecisiete.
ZENAIDA:
¡Hoy mismo llega! (
Baila de contento
).
DON ROSALíO:
¡Hoy mismo! Y hazme favor de callarte la boca, que
no he terminado de leer la carta.
Zenaida pone atención.
DON ROSALíO:
(
Leyendo
) “…con el favor de Dios pude juntar la
cantidad de dos mil pesos…”
ZENAIDA:
¡Dos mil pesos!
DON ROSALíO:
(
Leyendo
) “…dos mil pesos, que nos alcanzarán para
pagar las deudas que tenemos, y para vivir en tranquili-
dad mientras se llega el tiempo de la cosecha.”
ZENAIDA:
(
Bailando
) ¡Dos mil pesos!
DON ROSALíO:
Silencio, muchacha, que no he terminado.
Zenaida pone atención.
DON ROSALíO:
(
Leyendo
) “También llevo algunos regalitos para ti,
para los niños, y para don RosalÍo…” ¿Ya ves, mucha-
cha? Faltaba lo mero bueno: “Regalitos para don
RosalÍo”, servidor. (
Leyendo
) “Ya con esto me despido,
y espero, que cuando recibas ésta nada te duela, ni
nada te falte. Tu marido que tanto te quiere: Juan.”
ZENAIDA:
¡Ay, qué contenta estoy porque ya viene mi marido,
porque nada le sucedió mientras estuvo lejos, porque
trae regalos para mÍ y para mis hijos…!
DON ROSALíO:
¡Y para mÍ! AllÍ dice.
ZENAIDA:
Y porque trae dinero para pagar las deudas que
tenemos…
DON NABOR:
(
Desde fuera
) ¡Epa, doña Zenaida!, ¿qué pasó con el
dinerito que me debe de la manta que me compró el
otro dÍa?
DON CENÓN:
(
Desde fuera
) ¿Y con el que me debe a mÍ de las tres
hanegas de maÍz que le di?
ANEXO 2