155
ESPAÑOL
I
DON ROSALíO:
Por aquÍ cerca, cuando andaba en la revolución.
DON NABOR:
¿Y cómo es la historia del valiente Nicolás?
DON CENÓN:
Cuéntenosla.
Se sientan los tres alrededor de don Rosalío, que se
sienta en algo más alto, y empieza a contar.
DON ROSALíO:
Esto es que el valiente Nicolás era un soldado de
caballerÍa: traÍa sombrero tejano, chaqueta militar, un
gran sable y espuelas.
DOñA BRúJULA:
¿Y cómo era su cara?
DON ROSALíO:
Era para espantar a cualquiera.
DON NABOR:
¿Y qué hacÍa?
DON ROSALíO:
PedÍa dinero prestado.
DON CENÓN:
¿Por eso era valiente?
DON ROSALíO:
Era valiente, porque no lo pagaba.
DOñA BRúJULA:
¿Y cómo hacÍa para no pagar?
DON ROSALíO:
Degollaba al que le cobraba.
DON NABOR:
¡No me diga usted!
DON CENÓN:
¿Lo degollaba?
DOñA BRúJULA:
¿Le cortaba la cabeza al que le cobraba?
DON ROSALíO:
Con el sable que traÍa.
DON CENÓN:
Yo no le hubiera prestado ni un centavo.
DOñA BRúJULA:
Ni yo.
DON ROSALíO:
Los hubiera degollado.
LOS TRES:
¿Por qué?
DON ROSALíO:
Porque también degollaba al que no le prestaba.
DON CENÓN:
¡Ay, qué caray, qué hombre tan terrible ha de haber
sido el valiente Nicolás!
DON NABOR:
¿Y no habÍa nadie que le avisara al juez?
DON ROSALíO:
No habÍa juez que se le pusiera enfrente.
LOS TRES:
¿Por qué?
DON ROSALíO:
Porque a los jueces también los degollaba.
DON CENÓN:
¡Ay, qué caray, pues no habÍa escapatoria con ese
valiente Nicolás!
DOñA BRúJULA:
¡Bendito sea Dios que los tiempos han cambiado!
DON CENÓN:
¡Que ya no hay valientes Nicolases!
DON NABOR:
Porque ahora, el que debe paga.
LOS TRES:
Lo que uno le cobra.
DON NABOR:
Y la prueba de eso la tiene usted en mi chamarra.
DON CENÓN:
Y en mi sarape.
DOñA BRúJULA:
Y en mi rebozo.
LOS TRES:
Y en el dinero que traemos aquÍ guardado. ¡Bendito
sea Dios, que los tiempos han cambiado!