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Un día, el abuelo hablaba entusiasmado
del gran poder de los soberanos negros
en tiempos pasados, cuando dos perritos
se atravesaron entre él y los niños,
esparciendo las brasas de la hoguera e
interrumpieron su charla.
—Abuelito —aprovechó Malafi—,
¿por qué los perros están siempre
oliéndose los unos a los otros?
—¡Ah! ésta es una leyenda muy antigua
—contestó el abuelo—. Escuchen…