Las zapatillas están muy contentas
de haber ido al baile aquel.
Y las chancletas tampoco están quietas
porque todas bailan bien.
Pobre zapatero, no te vayas a enojar,
toma un saxofón y ponte a resoplar.
Pobre zapatero, ya no puede trabajar
porque a sus zapatos les dio por bailar.
Los botines viejos que ya no pueden andar,
bailan de brinquito para no dejar.
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