Por las veredas, pisando en una piedra y en otra,
contra frío y lluvia, andábamos hacia el colegio. Los
paraguas se los llevaba el viento. Los impermeables
eran caros, los guantes no me gustaban, los zapatos
se empapaban. Siempre recordaré los calcetines
mojados junto al brasero y muchos zapatos echando
vapor, como pequeñas locomotoras.
Pablo Neruda
51