¡Ay, señora, mi vecina!
Ay, señora, mi vecina,
se me murió la gallina!
Con su cresta colorada
y el traje amarillo entero,
ya no la veré ataviada,
paseando en el gallinero,
pues, seÑora, mi vecina,
se me muriÓ la gallina,
domingo de madrugada;
sí, se²ora, mi vecina,
domingo de madrugada;
ay, se²ora, mi vecina,
domingo de madrugada.
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