¡Y mi flamante sombrero! Cuando después de
ponerlo a secar fui a buscarlo, lo hallé convertido en
una bolsa informe y rebelde que se resistió a entrar
en mi cabeza.
Tuve que sustituirlo por mi viejo sombrero, que ha
soportado soles y lluvias por más de tres años.
Juan JosÉ Arreola
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