Cuando ya no quedaba ningún mueble, el doctor
terminó el tratamiento y reclamó su pago. La viejita
se negó a pagar, y él entonces la llevó ante los jueces.
Ella declaró que, en efecto, le había prometido un
pago si le curaba la vista, pero que su ceguera,
despuÉs de la cura, había empeorado.
—Porque antes ―dijo― veÍa todos los muebles que
habÍa en mi casa, y ahora no veo ninguno.
Esopo
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