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B IV
—Es el país sin punta —respondió el guardia con tanta amabilidad que sus
palabras debían escribirse todas en mayúsculas.
—¿Y cómo hacen los clavos?
—Los suprimimos hace tanto tiempo; sólo utilizamos goma de pegar. Y
ahora, por favor, deme dos bofetadas.
Juanito abrió la boca asombrado, como si hubiera tenido que tragarse un
pastel entero.
—¡Por favor! No quiero terminar en la cárcel por ultraje a la autoridad. Si
acaso, las dos bofetadas tendría que recibirlas yo, no darlas.
—Pero aquí se hace de esta manera —le explicó amablemente el guardia—.
Por una multa entera, cuatro bofetadas; por media multa, sólo dos.
—¿Al guardia?
—Al guardia.
—Pero eso no es justo; es terrible.
—Claro que no es justo, claro que es terrible —dijo el guardia—. Es algo
tan odioso que la gente, para no verse obligada a abofetear a unos pobrecillos
inocentes, se cuida mucho antes de hacer algo contra la ley. Vamos, deme dos
bofetadas, y la próxima vez vaya con más cuidado.
—Pero yo no quiero dar ni siquiera un soplido en la mejilla: en lugar de las
dos bofetadas le daré una caricia.
—Siendo así —concluyó el guardia—, tendré que acompañarle hasta la
frontera.
Y Juanito, humilladísimo, fue obligado a abandonar el país sin punta. Pero
todavía hoy sueña con poder regresar allí algún día para vivir del modo más
cortés, en una bonita casa con un techo sin punta.
Fuente
:
Gianni Rodari
, Cuentos por teléfono
,
Barcelona, Círculo de Lectores
,
2011
.
2. Comenten el contenido de la historia a partir de las siguientes
preguntas y de las que a ustedes les surjan.
• ¿Qué reglas y sanciones identiFcan en el país sin punta?, ¿qué opinan de ellas?
• ¿Qué hubieran hecho ustedes en el lugar de Juanito?
• ¿Por qué creen que no estuvo de acuerdo con la sanción impuesta?
• ¿Cómo creen que sea la convivencia en el país sin punta?
LECCIÓN 14