B III
73
Temas para analizar y reflexionar
Tiene otra plaza tan grande como dos veces la plaza de la
ciudad de Salamanca […] donde hay cotidianamente arriba
de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo […] todos
los géneros de mercadurías que en todas las tierras se hallan
[…] joyas de oro y de plata, de plomo, de latón, de cobre,
de estaño, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y
de plumas. Véndese cal, piedra labrada […] adobes, ladrillo,
madera labrada […]. Hay calle de caza donde venden todos
los linajes de aves que hay en la tierra […]. Venden conejos,
liebres, venados y perros pequeños que crían para comer,
castrados. Hay calle de herbolarios, donde hay todas las raí-
ces y hierbas medicinales que en la tierra se hallan. Hay casas
como de boticarios donde se venden las medicinas hechas
[…]. Hay casas como de barberos, donde lavan y rapan las
cabezas. Hay casas donde dan de comer y beber por precio
[…]. Venden mucho maíz en grano y en pan […]. Venden
pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden mucho
pescado fresco y salado, crudo y guisado […]. Finalmente,
que en los dichos mercados se venden todas las cosas cuan-
tas se hallan en toda la tierra […]. Hay en esta gran plaza una
gran casa como de audiencia, donde están siempre sentadas
diez o doce personas, que son jueces y libran todos los casos
y cosas que en el dicho mercado acaecen, y mandan castigar
a los delincuentes.
Hernán Cortés,
Cartas de relación
, México, Porrúa, 1994, pp. 85-87.
Un día en el mercado de Tlatelolco
Los mercados o tianguis mesoamericanos no sólo eran sitios para
adquirir productos, sino también espacios donde las personas asis-
tían para enterarse de lo que ocurría en otros lugares, y algunos pa-
dres de familia los visitaban en busca de pareja para sus hijos. Lo
que conocemos de los mercados prehispánicos se lo debemos a los
códices y a las crónicas del siglo X I.
A continuación te presentamos un fragmento de la descripción
que hizo Hernán Cortés del mercado de Tlatelolco en 1519.