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¿Qué sucedió después?
Campeche no contaba con buenos medios de transporte para el traslado de la
gente ni para el comercio de productos, como la madera y el chicle; se sabía que
la solución era contar con un ferrocarril, pero para ello tuvieron que pasar muchos
años.
Como ya existía la línea de ferrocarril entre Yucatán y Calkiní, se solicitó
la construcción de una línea que uniera a la capital con Calkiní y, de esta forma,
comunicara ambas entidades con un sistema rápido y moderno.
El 2 de diciembre de 1880 se obtuvo el permiso y en 1881 se firmó el contrato
para la construcción de la vía férrea entre Campeche y Calkiní.
En 1882, la compañía constructora del ferrocarril
había construido una parte hasta Tenabo y un
desvío a Lerma, por el que nunca corrió el tren,
aunque luego se utilizó como línea para el tranvía.
Debido a la falta de dinero la construcción se
detuvo, y los campechanos pasaron el proyecto
a un yucateco que creó la Compañía Peninsular
del Ferrocarril, S. A.
El 2 de junio de 1898 se terminó el tramo de
Halachó a Bécal, y con esto quedaron enlazados
los dos estados a través de la línea del ferrocarril.
El 28 de julio de 1898, en representación del
presidente Díaz, el señor Joaquín Baranda
inauguró el ferrocarril de Mérida a Campeche.
Durante esos años el ferrocarril no sólo
transportó pasajeros a la capital, también
maderas preciosas, henequén, maíz y frijol.
El ferrocarril en Campeche, al igual que en todo
el país, estuvo ligado a la etapa presidencial de
Porfirio Díaz.
Cruce de vías en una estación de ferrocarril.