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Comenten con su maestro el relato y contesten las siguientes preguntas.
¿Qué juegos se mencionan en el relato?
¿A qué juegan ahora?
¿Qué acciones se mencionan en el relato?
¿Cuáles practican ahora?
Dibuja en una hoja en blanco tu juego
preferido, coloréalo y explica cómo se
juega. En una pared del salón peguen las
hojas de sus dibujos y pongan como título
“Lo que jugamos ahora”.
Ofrecía aquí y allá mi servicio a toda la gente, con un cortés saludo:
—¿Quiere bola?, ¿quiere bola?
—Dos centavos la boleada con todo y grasa —contestaba un señor.
—No señor, sólo por tres.
Había que ganar los diez centavos para comprar las cemitas y el traguito de leche
traída por los lecheros de las rancherías alrededor de la ciudad de Chihuahua.
Yo había aprendido muchas cosas: a jugar a la rayuela, al bote volado, a las canicas, al
mamaleche, a los encantados, a la quemada, a masticar chicle sin que se me cayeran
los calzones y brincar al burro seguido con todos los niños del barrio.
Pero no sólo esto, sabía también saludar a las personas poniéndome de pie, besar
la mano a los papás y abuelos antes de dormir, no interrumpir a los adultos cuando
estaban platicando, ayudar en los quehaceres del hogar y llevarle el dinero de la
boleada a mi mamá.
Vamos a leer
un fragmento del relato “
Todo esto sabía yo hacer”,
de Martín H. Barrios Álvarez, incluido en el libro
Lecturas de
Chihuahua
.
Niñas jugando en el recreo.