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Los mitos
Los mexicas, igual que todos los pueblos prehispánicos, tenían
mitos que explicaban el origen de los pueblos, de algunos
animales y de sus dioses. Creían que para crear la vida, los dioses
se sacrificaron; por ello, los seres humanos, a su vez, debían
agradecerles mediante sacrificios, que incluían desde clavarse
púas de maguey en el cuerpo hasta matar prisioneros de guerra.
Uno de los mitos más conocidos del pueblo mexica es el del
“Quinto Sol”:
Los años se contaban combinando cuatro símbolos: casa, conejo,
pedernal y caña, con 13 números. Así que un año podía llamarse
4-caña
o
12-casa
. Un ciclo duraba 52 años.
Calli,
casa.
Piedra de los Cinco Soles.
Cuentan que en el principio de los tiempos no existía nada.
Por eso, el Señor de la Dualidad Divina (Ometéotl) creó a una
pareja: la Señora de Nuestra Carne y el Señor de Nuestra Carne
para que poblaran la Tierra. Ellos tuvieron cuatro hijos. Todos
ellos querían ser adorados como dioses, así que prendieron
una gran hoguera. De ésta nacieron el hombre y la mujer.
Luego, los dioses ordenaron a esta pareja tener hijos. Para
que los humanos pudieran vivir en la Tierra, los dioses crearon
los animales, las montañas, los lagos. Pero esta obra no era
perfecta; algo faltaba: la luz, porque el lugar donde vivían los
hombres estaba a oscuras, porque no existía el Sol.
Por esto, los dioses se reunieron en Teotihuacan. Ahí
decidieron crear un Quinto Sol, ya que los cuatro anteriores
intentaron destruir la Tierra. Los dioses acordaron que uno
de ellos se convertiría en el Sol. Hicieron una gran hoguera.
Los dioses más aptos eran Tecucciztécatl y Nanahuatzin. Los
dioses le ordenaron a Tecucciztécatl saltar a la gran hoguera.
Tecucciztécatl tuvo miedo y se rehusó. Así que los dioses le
ordenaron saltar a Nanahuatzin. Como éste era más valiente,
lo hizo; se elevó ante la Tierra convertido en el Quinto Sol.
Avergonzado ante el sacrificio de Nanahuatzin, Tecucciztécatl
se arrojó de inmediato a la hoguera.
Los dioses se vieron ante un predicamento: tenían dos
soles. Esto no podía ser, así que uno de ellos tomó un
conejo y lo estrelló contra el sol de Tecucciztécatl para
opacar su luz. De este modo nació la Luna, el sol de la
noche, con la silueta de un conejo en el rostro.
Texto adaptado de
Historia general de México
, México,
El Colegio de México-Centro de Estudios Históricos, 2006.
Teotihuacan fue una ciudad muy
importante al norte de la Cuenca
de México, en lo que hoy es el
Estado de México. Cuando los
mexicas llegaron a la cuenca, los
teotihuacanos se habían marchado.
De hecho, los mexicas fueron
quienes la nombraron así y se
consideraban seguidores de
su cultura.
Un dato interesante