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Muchas palabras y expresiones que forman parte del
habla de los habitantes de la capital provienen de la
época virreinal. Por ejemplo, es común escuchar “¡Aguas!”
para advertirle a alguien que tenga cuidado con algo.
La expresión se usaba en el Virreinato cuando, a falta de
drenaje, la gente abría la ventana de su casa para arrojar el
agua sucia de las viviendas.
La ciudad sigue sufriendo graves problemas relacionados
con el agua. Por una parte, en tiempos de lluvias se padecen
fuertes encharcamientos que afectan la capital por varias
horas. Hoy no podemos utilizar canoas como en el pasado,
pero en esos momentos, las calles de la ciudad pueden
recordarnos los antiguos canales por los que circulaban los
habitantes de la ciudad virreinal.
Por otra parte, cuando no llueve, no hay agua potable en
varias colonias de la ciudad alejadas del centro y se debe
distribuir por zonas o con carros tanque.
La ciudad sigue siendo una urbe llena de contrastes: gente
muy diversa convive todos los días en los mismos espacios
públicos. Las diferencias siguen siendo parte de la vida de
la entidad.
Si pensamos en los casi 500 años que han pasado desde
que llegaron los españoles, existen muchas cosas que
han cambiado a lo largo de nuestra historia, pero nuestro
pasado virreinal sigue vivo y forma parte de nuestra
realidad cotidiana.
Está en nosotros reconocer y conservar aquellos elementos
valiosos y positivos de la ciudad. Es nuestra responsabilidad
identificar los aspectos que debemos seguir trabajando para
construir una ciudad en la que todos los habitantes tengan las
mismas oportunidades.
Los canales llegaban hasta el centro de
la ciudad.
En la época virreinal, la gente tiraba
agua por las ventanas.
Fuente de Salto del Agua donde la gente se surtía del líquido, ya que
no había tuberías en las casas, como las que hay en la actualidad.