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Era ya de noche en el Mayab,
cuando la xkokolché tocó la
puerta de una casa muy rica;
ese día había volado de un lugar a
otro para pedir trabajo, pero nadie
quería dárselo.
Uno de los criados principales
salió a ver quiÉn tocaba, y al ver
el plumaje opaco y cenizo de la
xkokolchÉ, estuvo a punto de
decirle que se fuera. Pero en
eso recordó que necesitaba
una sirvienta para las tareas
que nadie quería hacer, así que
la contrató.
La xkokolché
T
EXTO
:
Leyenda maya recopilada por Rodolfo Fonseca
I
LUSTRACIÓN
:
Julián Cicero