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El chivo y el coyote
E
l chivo y el coyote, una vez que tenían sed,
saltaron a un pozo cada cual por su lado;
cuando se saciaron de agua miraba el chivo
a todas partes buscando por dónde saldrían.
Pero el coyote le dijo: “No te preocupes,
ya vi lo que hemos de hacer para salir; si te
paras de manos, poniéndolas contra la pared,
de modo que caigan tus cuernos sobre tus
lomos, yo subiré por detrás de ti para salir del
pozo, y en cuanto haya salido, te sacaré a ti”.
El chivo obedeció en cuanto oyó las
palabras del coyote; por encima de aquél
salió el coyote, pero así que salió, se quedó
riendo en el brocal del pozo. Muy enojado
estaba el chivo por la burla del coyote, pero
el coyote le dijo al chivo: “Si tuvieras, mi
amigo, tanto seso como barbas traes, habrías
buscado por dónde salir antes de brincar al
p o z o ”.
Con esta fábula aprendemos que hay que
pensar bien lo que intentamos hacer, para no
caer luego en la imprudencia y ser ingenuos.
Fábulas de Esopo en idioma mexicano
Las
fábulas de Esopo en idioma mexicano
Las fábulas de Esopo llegaron a México durante los primeros años de
la Colonia. Muy probablemente, el primer libro de texto de la época
colonial haya sido el manuscrito que contenía fábulas de Esopo en
idioma mexicano, o náhuatl. Los estudiantes indígenas del Colegio
de Santa Cruz de Tlatelolco aprendieron latín, griego y español y le
enseñaron náhuatl a los frailes. Las fábulas enseñaban a los alumnos
del Colegio a reflexionar y a tener cuidado de sí mismos. Se conservan
en un manuscrito en la Biblioteca Nacional. Fueron traducidas
al español por Salvador Díaz Cíntora. Se reproducen para ti con
permiso de la Universidad Nacional Autónoma de México.