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México, D.F., septiembre 26, 2009
Amigos, niños:
Hoy he decidido tomar el lápiz y el papel, como cuando tenía la edad de
ustedes. Como cuando tenía sus ilusiones, sus juegos y sus fantasías.
Quiero comunicarles que deseo muchísimo tener un intercambio de
ideas. Primero, porque quiero que sepan que respeto a los niños y sus
derechos, porque significan el conocimiento que los adultos debemos
poseer al mirar el futuro. Quiero decir que los niños son los herederos de
virtudes o defectos, triunfos o fracasos, educación o ignorancia que les
legamos los mayores.
Decidí escribirles hoy, porque estuve paseando por las calles del Centro
Histórico, donde se encuentra el museo que lleva mi nombre; lugar cercano
a donde viví de niño. Eché de menos muchos recuerdos que aún tengo en la
memoria, de cuando tenía siete, ocho o nueve años.
Miré las calles. Y algo me sorprendió.
La memoria fotográfica, tan fuertemente desarrollada en mí, a fuerza de
observar el mundo que me rodea para dibujarlo o pintarlo, se dio cuenta
de que ya no hay niños jugando en las calles, como antaño… me percato de
que ya no hay juegos de canicas, de trompo, de yo-yos… de papalotes que
vuelan… ni pajaritos que predicen la suerte… apenas hay algún cilindrero
con su nostálgica música que nos deja añoranzas de amores, de cariños, de
ternura hacia esta ciudad de México.
Y vuela mi pensamiento a mi madre que pintaba marinas y yo, muy
niño, conocía en sus dibujos el mar, el cielo y
la libertad
, por los pájaros que
volando y cruzando las nubes, se perdían…
Creo que por ello, desde siempre, tengo hoja de papel y lápiz en mano,
con los cuales encuentro la felicidad al dibujar o pintar; alejándome de la
violencia y de la ociosidad que por lo regular conllevan a las compañías
peligrosas… a la corrupción y al vicio, que son las peores cadenas con las
que al ser humano se le priva de sus más preciados dones: razonar, amar y
expresar sus emociones y sentimientos libremente.
Somos humanos, los seres que, por el pensamiento y el origen espiritual
que dicen que tenemos, vivimos en el planeta llamado
Tierra
; al que hay que
preservar con todos los valores que sólo nuestra especie posee: la paz, las
artes, el respeto, la convivencia y la justicia.
Para los que leyeron esta carta espero que el destino les depare una vida
de éxitos y felicidad.
Su amigo
Artista plástico