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De aquí soy
El Tepozteco
Los primeros grupos indígenas que vivieron en el actual
territorio morelense creían en varios dioses, a los que
les atribuían diversos poderes. En su honor levantaron
hermosas pirámides. Todavía podemos contemplar una
de ellas en la cima del cerro de Tepoztlán, dedicada
a Tepozteco o Tepoztécatl, el dios del pulque.
Cuenta la leyenda que Tepozteco fue hijo de una
princesa, que quedó embarazada por un aire que le
envolvió de repente cuando fue a bañarse al río Atongo.
Cuando el niño nació, la princesa ordenó a sus sirvientes
que lo metieran en una canoa y lo abandonaran en las
aguas del mismo río. Por fortuna, río abajo, el niño fue
rescatado por una pareja de ancianos campesinos que
lo adoptaron amorosamente como hijo. Conforme fue
creciendo, Tepozteco fue demostrando que tenía poderes
sobrenaturales.
Se dice que cuando tenía 20 años podía hacer cosas
fantásticas: se transformaba en animal; producía grandes
ventarrones cuando soplaba; alcanzaba a los venados
corriendo; con su arco y flechas cazaba aves en pleno
vuelo y, si pisaba fuerte, hacía temblar la tierra. Además,
cuentan que con sus poderes formó las 15 barrancas que
hay entre Xochicalco y Cuernavaca.
Como esta leyenda, en Morelos hay muchas que
nos hablan sobre las creencias mágicas de sus primeros
habitantes. Enseguida conocerás quiénes fueron ellos
y cómo vivían.
Adaptación de la leyenda “El Tepozteco”
, en Juan José Landa
Ávila,
Mitos y leyendas de Cuernavaca I
, Cuernavaca,
Instituto de Cultura de Morelos, 2005, pp. 18-21.