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El mejoramiento de la infraestructura
permitió que ciudades como San
Juan del Río y Santiago de Querétaro
experimentaran el desarrollo económico
que no habían tenido en siglos
anteriores. La actividad económica que
más se benefició con la incorporación de
las nuevas tecnologías fue el comercio.
En ambas ciudades se instaló un gran
número de tiendas, almacenes y centros
de intercambio, como mercados y
plazas comerciales, donde se vendían y
compraban productos provenientes de
toda la entidad.
A inicios del siglo
XX
llegó el último de
los inventos importantes que trajo el
Porfiriato: el automóvil. Los primeros
automóviles no eran tan cómodos, pero
sustituyeron a los caballos, las mulas
y los burros en diversas tareas, como el
transporte de mercancías en las ciudades
o en las haciendas.
Las haciendas resurgieron con el
Porfiriato. Después de algunas décadas
de inestabilidad social a inicios y hasta
mediados del siglo
XIX
, cuando se inició
el Porfiriato, las haciendas regresaron al
auge que tuvieron durante el Virreinato.
Algunos hacendados se beneficiaron
de los nuevos inventos al incrementar
su producción y facilitar el traslado
de sus mercancías. Otros incrementaron
su producción y sus ganancias
arrebatándoles a los indígenas sus tierras
de cultivo.
La principal actividad económica en las
haciendas era la agricultura; con ésta se
producía maíz, trigo y avena. También
se desarrollaba la ganadería, que es
la crianza de animales, como vacas,
borregos y caballos.
Durante el Porfiriato, las haciendas cobraron
auge como factor económico en la entidad.
Vista de la fábrica El Hércules, una de las instalaciones
industriales más antiguas de nuestra entidad.
Al mismo tiempo, a partir de 1881 se instaló el alumbrado público, lo que mejoró
notablemente las condiciones de vida de la población que habitaba las ciudades de
la entidad.