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Una época de bonanza
A diferencia de la mala situación de Bacalar en los siglos
anteriores, a principios del
XIX
era un poblado que se
distinguía por el esplendor de su economía, basada en
la explotación forestal y el intenso comercio. Antes de
1848, cuando Bacalar fue destruida por la guerra de
castas, la ciudad contaba con 43 casas de
mampostería
con azoteas de sólida y hermosa construcción. También
existían una iglesia, grandes almacenes y una aduana
marítima. ¿Recuerdas que en 1639 Bacalar tenía apenas
28 habitantes? Pues bien, para estas fechas ya había
aumentado a 5 063 pobladores.
¿Y por qué de pronto este progreso?
El auge tuvo lugar por el intenso comercio que los mayas
de Peto y Tekax practicaban, llevando en sus espaldas, o en
caballo, diversos productos a Bacalar. Introducían gallinas,
ganado, aguardiente, tabaco, almidón, cacao, sombreros y
guitarras. Además, en este lugar se establecieron ingenios
(fincas equipadas con maquinaria) para fabricar azúcar,
panela y mieles para elaborar aguardiente. Los pobladores
también cortaban madera como caoba, cedro y palo de
tinte. Los bacalareños exportaban estas mercancías a
Belice, a lo que se agregaban frutas, cabras, puercos
y hamacas, entre otras. Mientras tanto, los ingleses
introducían a Bacalar manta cruda, estribilla, entre otros
productos comerciales.
La prosperidad de Bacalar no alcanzó sólo a los
comerciantes y empresarios forestales, en la ciudad era
notoria la ausencia de gente que viviera de la limosna,
tal como sucedía en otras ciudades y pueblos de Yucatán,
donde abundaban los
menesterosos
. No había una sola
persona que careciera de un patrón que le proporcionara
ocho pesos cada mes y el sostén necesario, o un jornal
de cinco o seis reales por realizar distintos trabajos como
labrar vigas, sacar madera, acarrear leña, cosechar,
sembrar o desyerbar cultivos, conducir balsas, y toda una
serie de ocupaciones que daban empleo a los habitantes.
Observa las ciudades y poblaciones de hoy, llenas de
tránsito de automóviles y camiones que conducen
mercancías de un lado a otro. Ahora, imagina este intenso
movimiento pero en la laguna de Bacalar, en la que había
una multitud de botes, canoas pequeñas y cayucos que
surcaban sus aguas por diferentes direcciones.
De nuevo un ídolo en Copán
(detalle), de Frederick Catherwood.
Glosario
Mampostería:
procedimiento de
construcción en que se
unen las piedras desiguales
con argamasa.
Menesteroso:
falto,
necesitado, que carece de
una cosa o de muchas.