Las sociedades prehispánicas de Tabasco estaban organizadas
en diversos grupos, por lo tanto su vida cotidiana no era igual.
Los gobernantes realizaban tareas directivas y religiosas, y en
algunas ocasiones acompañaban a los guerreros en las batallas.
Las personas más cercanas a éstos eran los sacerdotes y los
capitanes de los ejércitos.
Los sacerdotes organizaban todo lo relacionado con el culto
a sus dioses, como las fiestas, las ofrendas y la construcción
de los templos y centros ceremoniales. Otra de sus funciones
era observar la trayectoria del sol, la luna y los planetas. Sus
observaciones les permitieron crear un calendario de 365 días y
diferenciar las estaciones del año para regular sus cultivos.
Los capitanes de los ejércitos dirigían a los hombres de guerra,
a quienes preparaban para esta función desde muy jóvenes.
Antes de salir a combatir, los guerreros pedían a sus dioses que
los favorecieran en la lucha; después se dirigían al campo de
batalla con sus armas e instrumentos musicales, que tocaban
para dar más solemnidad al encuentro. Así lo apreció el soldado
Bernal Díaz del Castillo, cuando los españoles se enfrentaron en
combate contra los indígenas de Tabasco.
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