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Reconoces y analizas el género dramático
POLONIO:
¿Con qué? ¡Dímelo por Dios!
OFELIA:
Mi señor, estaba cosiendo en mi cuarto, cuando el príncipe Hamlet con la ropa
desabotonada, sin sombrero en la cabeza, sucias las medias, sin atar y caídas hasta los
tobillos; pálido como su camisa, las piernas temblorosas, y con un semblante tan terrible
como si hubiera salido del inferno para anunciar horror, se presentó delante de mí.
POLONIO:
¿Loco por tu amor?
OFELIA:
No lo sé, mi señor; pero en verdad lo temo.
POLONIO:
¿Y qué te dijo?
OFELIA:
Me tomó una mano y me la apretó fuertemente. Luego se alejó hasta la distancia
de su brazo, y poniendo la otra mano sobre su Frente fjó la vista en mi rostro, como si
quisiera grabárselo. Así permaneció largo rato. Por último, sacudiéndome ligeramente el
brazo y moviendo tres veces la cabeza hacia arriba y abajo, exhaló un suspiro tan profundo
y triste, que pareció deshacérsele en pedazos el pecho y terminar su existencia. Hecho
esto, me dejó, y con la cabeza caída sobre los hombros, sin valerse de los ojos para hallar
el camino, atravesó la puerta; y al último volteó a mirarme.
POLONIO:
Ven conmigo. Iremos a ver al rey. Ésta es la locura del amor, cuya violencia la
destruye a sí misma y dirige la voluntad hacia empresas desesperadas, más que ninguna
otra pasión de cuantas debajo del cielo a igen nuestra naturaleza. Lo siento. Pero dime, ¿lo
has tratado con dureza últimamente?
OFELIA:
No, mi buen señor; sólo como usted me lo ordenó, le he devuelto sus cartas y me
he negado a sus visitas.
POLONIO:
Eso lo ha hecho enloquecer. Me pesa no haber juzgado con más acierto su
pasión. Yo temía que Fuera sólo un artifcio suyo para perderte. ¡Sospecha indigna! Pero,
¡por los cielos!, es tan propio de nuestra edad ir más allá de nosotros mismos en nuestras
opiniones, como es común para los más jóvenes la falta de discreción. Ven, vamos a ver
al rey. Esto tiene que saberlo. Si lo callo, podría causarle más dolor al ocultárselo que el
disgusto que recibirá al enterarse de este amor. Vamos.
(Salen).
Fuente:
Shakespeare, W. (1975).
Hamlet.
Barcelona: Editorial Vosgos.
Después de la actividad anterior, comenta con tus compañeros los
siguientes aspectos:
1. ¿Por qué crees que la lectura de diálogos es un paso importante para
una puesta en escena?
2. ¿Leer los diálogos te da una idea general de cómo es cada personaje?
3. A medida que transcurría la lectura, ¿fuiste imaginando cómo debía
moverse en el escenario cada personaje, cómo debía ir vestido, qué
actitudes iba a mostrar, etc.?
4. ¿Qué otras ventajas se obtienen al realizar la lectura del guión con los
actores?
Refexionemos sobre la actividad
¿De qué te das cuenta?