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B
loque
III
Reconoces y analizas el género dramático
REINALDO: Sí, muy bien, mi señor.
POLONIO:
Y aun a él un poco, pero.
.. puedes decir.
.. no lo conozco bien; pero si es como
yo creo, él es muy alocado, inclinado a tal o cual vicio.
.. y luego dirás de él lo que se te
ocurra; pero que no sean cosas tan fuertes que puedan deshonrarlo. Habla sólo de aquellas
travesuras y extravíos comunes a todos, que se reconocen por compañeros inseparables
de la juventud y la libertad.
REINALDO: ¿Como jugar, mi señor?
POLONIO:
Sí, o beber, esgrimir, jurar, pelear, galanear. Puedes decir todo eso.
REINALDO.- Mi señor, con eso lo deshonraría.
POLONIO:
Por mi fe que no; todo depende del modo con que lo acuses. No debes achacarle
delitos escandalosos, ni decir que es un joven de hábitos indecentes. No es esa mi idea;
sólo insinuar sus defectos con tal arte, que parezcan producidos por demasiada libertad;
extravíos de una imaginación ardiente; ímpetus nacidos de la efervescencia de la sangre
juvenil.
REINALDO: Pero, mi buen señor.
..
POLONIO:
Quieres saber ¿por qué debes hacer esto?
REINALDO: Sí, mi señor, quisiera saberlo.
POLONIO:
Pues el propósito es éste; y creo que es proceder con mucha cordura. Cargando
estas pequeñas faltas sobre mi hijo, como ligeras manchas de una obra preciosa, ganarás
por medio de la conversación la confanza de aquel a quien pretendas examinar. Si él está
persuadido de que el muchacho es culpable de las faltas que tú mencionas, no dudes que
convendrá con tu opinión, diciendo: Buen señor, o amigo, o caballero, según la frase o el
título de la persona y del país.
REINALDO: Muy bien, mi señor.
POLONIO:
Y entonces él dirá.
.., dirá.
.. ¿Qué iba yo a decir? ¡Por el cielo! Algo iba yo a decir.
¿En qué estábamos?
REINALDO: En que él diría: Amigo o algo así, o caballero.
POLONIO:
Sí, por lo tanto, él te diría: Conozco al caballero; lo vi ayer, o lo vi el otro día; o
en tal ocasión; con éste o con aquel sujeto; y allí, como usted ha dicho, lo vi que jugaba;
o allá lo encontré en un festín; o acullá en una discusión sobre el juego de pelota; o quizá
diga: Lo vi entrar en una casa pública, es decir, en un burdel, o algo parecido. ¿Lo entiendes
ahora? Con el anzuelo de la mentira pescarás la verdad; que así es como nosotros, los
que tenemos talento y prudencia, conseguimos por medio de indirectas llegar al fn directo
usando artifcios y disimulación. Así lo harás con mi hijo, según la instrucción y los consejos
que acabo de darte. ¿Me has entendido, o no?
REINALDO: Sí, señor, lo entiendo.
POLONIO:
Pues adiós, buen viaje.
REINALDO: Mi buen señor.
..
POLONIO:
Observa tú mismo sus inclinaciones.
REINALDO: Lo haré, mi señor.
POLONIO:
Y déjalo que actúe libremente.
REINALDO: Bien, mi señor.
POLONIO:
Adiós
(Sale Reinaldo).
(Entra Ofelia)
POLONIO:
Y ahora, Ofelia, ¿qué te sucede?
OFELIA:
¡Oh, mi señor, mi señor! He recibido un susto muy grande.