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Reconoces la evolución, estructura, impacto e
infuencia de los mensajes del cine
Muchos directores habrían de hacer la transición del cine mudo al sonoro, pero el papel
más importante en esta materia lo jugarían los hermanos Joselito y Roberto Rodríguez,
inventores en Hollywood de un sofsticado aparato de sonido para la industria. Ellos,
junto con la Nacional Productora de películas y un grupo de distribuidores mexicanos,
hicieron una inversión millonaria para contratar a gente de Hollywood y al director
español, Antonio Moreno, para el encargo de hacer una nueva versión, ahora sonora,
de
Santa
(1931). El éxito rotundo de la cinta llevaría a repetir la fórmula realizada y a
comenzar realmente una verdadera industria.
No es sencillo establecer una Fecha ofcial para el surgimiento de la industria mexicana
de cine. Si se considera el año de creación de la Cámara Nacional de la Industria de Cine
y Anexos (Canacine) sería hasta 1940. Pero su creación más bien fue consecuencia del
trabajo previo que se había generado desde los años treinta.
Para ubicar el surgimiento de la industria cinematográfca mexicana, de acuerdo con
Federico Dávalos, se deben tomar en cuenta tres condiciones fundamentales:
1. El surgimiento del cine sonoro y el éxito de la cinta
Santa
.
2. La existencia de los elementos humanos y físicos mínimos como la infraestructura
cinematográfca creada en tiempos del cine mudo.
3. La apertura del mercado fílmico hacia España y Latinoamérica.
En el contexto de todos estos cambios, no es fortuito que de España, Argentina y
México sólo este último se aliara con Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Ese simple hecho inclinó la balanza hacia el apoyo total al cine mexicano por parte de
nuestro vecino país del norte: se pensó que México podía favorecer la causa aliada
entre los países de Latinoamérica por medio de propaganda dentro de sus películas.
En específco, la inversión estadounidense hacia el cine mexicano representó el
otorgamiento de material para flmar (tan escaso en aquellos años, dada la prioridad de
celulosa para los explosivos de guerra), apoyo formativo y económico para el personal
mexicano, y la involuntaria e indirecta disminución de la competencia extranjera de
películas debido a la guerra.
En términos económicos, la industria cinematográfca era la sexta en importancia para
el país. El gobierno advirtió con inteligencia el potencial que el cine representaba y creó
diversas medidas que ayudarían a consolidar lo que era ya una realidad. Para 1945, en
la producción de cine mexicano trabajaban “[…] cuatro mil personas: 2 mil 500 actores
y extras, mil 100 técnicos, 140 autores y adaptadores, 146 músicos y flarmónicos y 60
directores […]”. Tal escenario sería el idóneo para que directores de la talla de Emilio “El
Indio” Fernández, Roberto Gavaldón e Ismael Rodríguez surgieran