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B
loque
II
Analizas los fundamentos de la racionalidad humana
en el contexto del pensamiento clásico griego
Ahora, si bien por su forma de morir Sócrates ha ejercido una inFuencia imborrable
en el pensamiento y la cultura occidentales, nos merecería
una estimación
aun
mayor la forma en que vivió. Porque, como ya decíamos, Sócrates no escribió nada,
y sin embargo fue quizás el más grande de los lósofos. ¿Cómo lo logró? Pues
viviendo sus ideas, encarnándolas. Es un caso muy especial en la historia de la
Filosofía: en él no puede separarse la obra de la vida, porque fueron
una y la misma
cosa.
En efecto, en Sócrates lo más importante no son las ideas, las conclusiones a las
que llegó, sino el método que practicó y recomendó,
así como la forma en que vivió.
Sócrates nunca se presentó a sí mismo como un maestro, aunque era común
encontrarlo vestido con mucha sencillez,
recorriendo las calles de Atenas,
caminando de modo extraño, con ayuda de un bastón, acercándose a platicar con
quien pudiera y quisiera escucharlo. A rmaba contundentemente que no tenía nada
que enseñar, ningún conocimiento qué transmitir. Su actitud era muy distinta a la de
los so stas, que pretendían saber muchas cosas, ser capaces de instruir a otros y
cobrar por ello.
Porque Sócrates no pensaba que la verdad, el conocimiento,
fuera algo que una
persona pudiera depositar, o verter, en otra. Para él, la verdad se encuentra en
el fondo del alma de cada hombre, y entonces lo que hay que hacer es extraerla,
sacarla a la luz.
Sócrates decía, un poco en serio, un poco
en broma,
que él era
más bien como una partera, no un maestro (por cierto, su madre era en verdad una.)
De hecho, llamó a su método losó co
mayéutica
, que es la misma palabra que los
griegos usaban para designar el o cio de las parteras.
La
mayéutica
no es otra cosa que
el
diálogo
, el cual
ya revisamos con cierto
detenimiento en la sección de Lógica del bloque I. Recordemos que el diálogo
consiste en tomar una idea, una creencia o una hipótesis, y cuestionarla, tratando
de revelar sus inconsistencias, omisiones y contradicciones. Sus defectos, en una
palabra, de manera que la idea original pueda ser mejorada, y se formule una nueva
versión de ella que ya no sea vulnerable a las críticas formuladas. Con la nueva
idea reformada se emprende de nuevo el proceso crítico, y así sucesivamente.
En cada ciclo de
hipótesis
→ crítica → idea reformada
se va avanzando en el
perfeccionamiento de las ideas, en la aproximación a la verdad.
Como decíamos, a diferencia de los lósofos que lo precedieron, Sócrates no
estaba muy
preocupado por encontrar la verdad y enseñarla a los demás. Lo que
le importaba más que nada era
motivar y ayudar
a las personas a descubrir la
verdad por sí mismas. Hay que notar
que estamos ante uno de los momentos
más emocionantes de la historia del pensamiento, ante una revolución dentro de la
revolución que ya de por sí fue la Filosofía griega.