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B
loque
II
Analizas los fundamentos de la racionalidad humana
en el contexto del pensamiento clásico griego
Ahora, imaginemos el asombro, en aquellos tiempos, en que por supuesto no existían
telescopios ni computadoras, de los habitantes de Mileto al comprobar que el sol
se ocultaba tras la luna el día y a la hora precisa en que Tales se los había dicho. Y
no es que para los antiguos griegos los eclipses de sol no fueran interesantes, algo
que pasara sin llamar la atención. Por el contrario, entre los griegos
los eclipses
producían pánico. Eran considerados como un signo de la ira de los dioses. Vayamos
aun más lejos, e imaginemos lo que esos fenómenos podían signiFcar para
los
aztecas, quienes pensaban que
el sol era el dios más importante, del que dependía
toda la vida sobre el planeta.
Pero en el caso del eclipse previsto por Tales, lo que más debió haber sorprendido
a los demás habitantes de Mileto fue que éste no pretendió haber logrado su
predicción
más que
a partir de la observación sistemática del cielo, y del esfuerzo
por entender las regularidades que rigen el movimiento de los astros. Es decir, sin
recurrir más que a su capacidad para observar y pensar. Lo que se conocía hasta
entonces era sólo la adivinación, es decir la supuesta capacidad para conocer lo que
los dioses pensaban hacer que ocurriera en un futuro. El cambio de
perspectiva
fue
revolucionario.
Quizás lo que más se recuerda de la obra intelectual de Tales fue su búsqueda del
principio de todas las cosas. Es decir, Tales se preguntó si había alguna clase de
material del que estuvieran hechas todas las cosas. Ese material, además, también
tendría que servir para animar las cosas (es decir, para darles vida), para hacerlas
moverse. Los griegos lo llamaron
arché
, o principio.
Tales pensó que ese material, ese principio, era el
agua.
Los historiadores de la
Filosofía aun debaten qué quiso exactamente decir con eso. Por supuesto, esa
respuesta nos parece hoy insatisfactoria. Pero pongámonos en el lugar de Tales.
Cuando él vivió, aun faltaban más de 2,000 años para que existiera la Química más
o menos como la conocemos hoy. No era posible imaginar que, a su vez, el agua
está hecha con sustancias aun más simples: los elementos hidrógeno y oxígeno.
A Tales le pareció una buena solución, porque como buen observador que era se
dio cuenta de que el agua era indispensable para la vida. Adicionalmente, como
estudioso del paisaje, se dio cuenta de que en algunos puertos, con el paso del
tiempo se formaban nuevos espacios de tierra Frme en la costa, de modo que el mar
quedaba cada vez más tiempo. Así que debió pensar que bajo ciertas circunstancias
el agua se convertía en tierra - y aun en piedra. Aunque, insistamos, no conocemos
los detalles de su teoría.
Por supuesto, hoy sabemos que eso ocurre debido a dos
fenómenos conocidos como
erosión y sedimentación
.