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Analizas la transición que va de la cosmología medieval
a los problemas de la modernidad
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Agustín escribió, además de las
Confesiones
(donde no sólo cuenta su vida, sino que
además explica la relación de un Dios personal con el ser humano y enfrenta grandes
problemas flosófcos como el del tiempo, la memoria, la eternidad, las verdades mate
-
máticas, el bien y el mal…), muchas otras obras de gran relevancia, como el
De Trinita-
te
, donde explica –echando mano de la flosoFía neoplatónica– cómo no es absurdo que
Dios sea uno y trino (un sólo Dios, tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo),
un dogma fundamental y básico para la fe cristiana. También escribió
La ciudad de Dios,
donde defende al cristianismo, que había sido acusado de causar la decadencia del
Imperio romano, y muestra cómo a Roma le afectaron sus propios vicios.
Otras obras menores de San Agustín (como una carta suya a un amigo, titulada “De la
utilidad de creer”), son muy claras en cuánto al método que propone este flósoFo para
armonizar fe y razón. Él insiste en que no es posible vivir sin querer “creer nada”. Dice,
por ejemplo, que si no creyéramos en nada ni en nadie no podríamos tener amigos,
pues para gozar de la amistad hay que ser capaz de confar:
“¿Cómo puedo afrmar que no se debe creer nada sin conocerlo
directamente, si en caso de no creer algo que no puede ser de-
mostrado con seguridad por la razón, no existiría la amistad (…)
Pues si creer alguna cosa es inmoral, o actúa mal quien cree a un
amigo, o si no, no veo cómo rehusando creer a un amigo, puede
recibir o darse a sí mismo el título de amigo». (S. Agustín,
De uti-
litate credend
i, 3, 10, 23-24)
Dios está muy lejos de odiar en nosotros esa facultad por la que
nos creó superiores al resto de los animales. Él nos librea de pen-
sar que nuestra fe nos incita a no aceptar ni buscar la razón, pues
no podríamos ni aun creer si no tuviéramos almas racionales.“ (S.
Agustín,
Epístolae
, 120,3).
Creer es necesario, por lo tanto. Pero esto no signifca (contra Tertuliano o los llamados
“fdeístas” que pensaban que bastaba con la Fe) renunciar a la razón. Al contrario, para
creer se necesita pensar bien, y para eso ayuda la Filosofía.