38
B
loque
I
Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Aun la famosa teoría del Big Bang (la Gran Explosión) se limita a ofrecer una expli-
cación razonable del origen del tiempo, el espacio, la energía
y la materia, aceptada
por la mayoría de los científcos más importantes de la actualidad. (Explicación que
sorprendentemente se parece bastante a las de los primeros flósoFos, al menos en
un punto fundamental: en que antes de aparecer el mundo como lo conocemos, lo
que había era un estado en el que todo estaba mezclado con todo). Pero no nos
dice nada acerca de por qué tuvo lugar la Gran Explosión, ni si tiene algún sentido
que haya ocurrido.
Tampoco nos dice nada acerca de si tenemos alguna misión en la existencia, o
cual es ésta. Al parecer, el modo en que la ciencia descifra el mundo no es el más
indicado para vislumbrar respuestas a algunas de las preguntas que más importan
a los seres humanos.
La Filosofía, sin duda, ofrece respuestas a esas preguntas, pero lo hace desde el
reconocimiento de las limitaciones de su herramienta, que es la razón, y también
lo hace mediante razonamientos cuya comprensión requiere un estudio que pocas
personas pueden o quieren hacer.
Al parecer, hay varias áreas de la experiencia humana, las que corresponden al
mundo sensible, mental y social, que pueden ser conocidas mediante el ejercicio
de la razón. En contraste, habría un núcleo de preocupaciones que - aun cuando
también puede ser atendido por la razón - pueden ser
abordadas
(no conocidas) de
un modo más fácil por la religión.
El ejemplo de algunos hombres inteligentes parece confrmar esta división de la
experiencia humana en distintos órdenes de realidad, a los que corresponderían
distintas formas de conocimiento. Es decir, ha habido quienes
se han consagrado
al estudio de un aspecto de la realidad aplicando la razón con rigor,
y han logrado
resultados que perduran por siglos, pero a la vez han experimentado
inquietudes
que
quizás no han podido
satisfacer con el puro ejercicio de la razón, y por lo tanto
han incluido
en sus esquemas mentales espacios para la fe y la religión.
Como ejemplo, constatemos que muchos de los grandes flósoFos han sido sinceros
y aun fervorosos en sus creencias religiosas, como Baruch Spinoza y Jean Jacques
Rousseau. Lo mismo ocurre con
quienes quizás sean los dos más grandes genios
que la ciencia haya dado: Isaac Newton, de quien se dice que dedicó más horas
al estudio de la Biblia que al de la ciencia, y también, aunque de una
manera muy
particular,
Albert Einstein.