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Y después de decir esto se fue el rey a dormir la siesta. La
niña, que no esperaba otra cosa, ¿a que no se imaginan lo que
hizo? Pues mandó llamar a cuatro pajes y con mucho cuidado
se llevó al rey a su casa.
¡Cuál no sería la sorpresa del rey al despertarse y hallarse
en una casa pobre y desconocida!
Lo primero que hizo fue llamar a sus lacayos, a sus pajes,
a la guardia, pero en vez de ellos llegó la niña y le dijo: “Sacra,
Real Majestad, mi rey y señor, usted fue lo que más me gustó
de palacio, por eso me lo traje a mi casa”.
El rey, viendo que con esa niña lleva-
ba siempre las de perder, se casó con ella.
Y salta por un callejón
Y cuéntame otro mejor.
Si quieres conocer otro cuento, lee
El flautista de Hamelin
. Está en tu
Biblioteca Escolar.