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Ahora interviene el presidente. Surge en él el hombre del
campo. Su voz es inapelable.
—Será la asamblea la que decida. Yo asumo la respon-
sabilidad.
Se dirige al auditorio. Su voz es una voz campesina, la
misma voz que debe haber hablado allá en el monte, con-
fundida con la tierra, con los suyos.
—Se pone a votación la proposición de los compañeros
de San Juan de las Manzanas. Los que estén de acuerdo en
que se les dé permiso para matar al Presidente Municipal, que
levanten la mano.
..
Todos los brazos se tienden a lo alto. También los de los
ingenieros. No hay una sola mano que no esté arriba, categó-
ricamente aprobando. Cada dedo señala la muerte inmediata,
directa.
—La asamblea da permiso a los de San Juan de las Man-
zanas para lo que solicitan.
Sacramento, que ha permanecido en pie, con calma, termi-
na de hablar. No hay alegría ni dolor en lo que dice. Su expresión
es sencilla, simple.
—Pos muchas gracias por el permiso, porque como nadie
nos hacía caso, desde ayer el Presidente Municipal de San
Juan de las Manzanas está difunto.
Lee
Por el agua van las niñas
, una bella historia
ilustrada con fotografías tomadas por el fotógrafo
C.B. Waite, a principios del siglo
XX
, de niños y
niñas de México que hallaba por el camino del
ferrocarril. Búscala en tu Biblioteca Escolar.