ahí que dediquemos esta secuencia a la preparación muscular previa a toda actividad física o
calentamiento y a la alineación correcta del cuerpo.
1.1 Elementos que favorecen la preparación muscular
El
calentamiento
es la primera fase en toda clase de danza y cualquier actividad física. Los
propósitos del calentamiento son:
•
preparar el cuerpo y la mente para la actividad, pues relaja el cuerpo de las tensiones
diarias y concentra la atención en el trabajo corporal;
•
elevar la temperatura corporal y el ritmo cardiaco;
•
incrementar gradualmente la circulación de la sangre;
•
optimizar la transmisión de los impulsos nerviosos;
•
aumentar la flexibilidad y fuerza de los músculos;
•
lubricar las articulaciones para ampliar su rango de movilidad, y prevenir lastimaduras.
Estos propósitos se logran mediante la realización de un conjunto de ejercicios en los que
utilizaremos las siguientes acciones básicas: flexionar, extender, rotar, desplazarse, cambiar de
dirección, equilibrarse, caer, cambiar de soporte y saltar. Estas acciones pueden enriquecerse
si se usan diferentes dinámicas, como cambios en la energía corporal (peso y fuerza) y cambios
de tempo (variaciones en la velocidad del movimiento).
Antes de iniciar cualquier movimiento y entrar de lleno al calentamiento, es indispensable
dedicar un tiempo para mejorar la “postura” y aprender la alineación correcta de las partes del
cuerpo. Esto requiere una cuidadosa revisión de los hábitos posturales, como las formas de
estar de pie, de sentarnos y de caminar.
Es frecuente que la postura del cuerpo se altere por circunstancias externas, como: hábitos de
trabajo inadecuados; problemas emocionales que provocan tensión, principalmente en espalda,
hombros y cuello; malos hábitos al sentarse o al caminar; ciertas posiciones al dormir, etcétera.
En la postura, gestos y movimientos corporales se expresan los cambios de humor, el miedo, la
introversión o extroversión, la depresión, la fatiga, etcétera. Y en ocasiones, mejorar nuestra
postura corporal ayuda a modificar algunas de estas actitudes.
Una postura pobre, desgarbada, que cede a la gravedad y parece gastar poca energía, genera
una apariencia poco atractiva y a la larga deteriora la salud. La mala alineación de las partes del
cuerpo causa tensiones y dolores que minan la energía. Una postura que llame la atención,
como cuando se está muy derecho pero tieso, no es un buen signo. Las posturas forzadas
rígidas tienen un costo enorme en energía y salud. Algunos piensan que la posición correcta se
limita a “pararse o sentarse derecho”; sin embargo, esta acción por sí sola no conduce a la
postura correcta, porque no logramos conciencia de la relación que debe existir entre las partes
del cuerpo. Necesitamos una guía más precisa para encontrar la postura correcta.
Una buena postura mejora la apariencia a la vez que genera una sensación de bienestar, pues
no contraviene la ley de la gravedad y deja los músculos y las articulaciones en libertad para
moverse. El esqueleto tiene la función de sostener el cuerpo, y lo hace sin gasto de energía.
Cuando los músculos cumplen la tarea del esqueleto y sostienen el cuerpo en lugar de los
huesos, gastan innecesariamente la energía y están impedidos para realizar su principal
función: moverse. De ahí que nuestra primera tarea sea localizar los músculos que han
sustituido a los huesos en el control de la postura. Lo notaremos fácilmente, pues por lo general
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