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La piel, como cubierta del cuerpo, revela en qué condiciones se encuentra el organismo. Lo mismo
ocurre con el cabello y las uñas. Una mala alimentación, la falta de descanso, la deshidratación y
otros problemas de salud, que son consecuencia de una higiene deficiente, dejan secuelas en ellos,
como se explicó en la secuencia anterior.
La salud es bienestar. Estar bien se nota y se transmite.
La salud, entonces, es belleza. Cuando nos sentimos
bien por dentro, en lo emocional y en lo físico, esto se
refleja
en
nuestra
piel,
ojos,
cabello
y
postura,
haciéndonos lucir bellos.
Para verse bien sin necesidad de cosméticos, conviene
practicar
todos
los
días
las
siguientes
recomendaciones:
•
Comer bien.
Una dieta balanceada, apoyada en
el Plato del buen comer, nos brinda energía y
vitalidad.
Tomar
un
buen
desayuno
por las
mañanas,
nos
permite
concentrarnos
mejor
durante el día.
•
Beber
suficiente
agua.
El
agua
hidrata
al
organismo completamente, mantiene la elasticidad de la piel y la suavidad del cabello, además
facilita la eliminación de toxinas. Se recomienda beber de un litro y medio a dos litros diarios.
•
Activación física.
El ejercicio mantiene el organismo en buen estado, pues oxigena los tejidos
y estimula la mente. Caminar, bailar o practicar algún deporte, nos ayuda a relajarnos; dormir
bien y tener los músculos firmes y flexibles, ayuda a mantener una buena postura y da una
apariencia agradable.
•
Tomar un baño energizante.
Friccionar la piel con un zacate o una esponja al enjabonarnos
mientras nos bañarnos, estimula la circulación de la piel, retira las células muertas y nos activa.
•
Dormir bien.
El dormir poco es perjudicial para la salud, pues el metabolismo requiere del
descanso para cumplir con sus funciones. No dormir altera los nervios e impide que se cumpla
con las actividades diarias.
•
Sonreír.
La sonrisa es la manifestación del bienestar. Nos permite relajarnos y ubicar los problemas
en su dimensión correspondiente para resolverlos bien.
•
Interesarse por otros.
Dedicarle tiempo a otras personas favorece los vínculos sociales y
expande el bienestar, lo que forma parte de la salud emocional. La integración con la
comunidad nos brinda oportunidades de crecimiento personal y favorece nuestra autoestima.
•
Dedicar tiempo a meditar.
Conectarnos con nosotros mismos nos ayuda a percibir cómo está
nuestra salud, especialmente la emocional, además fortalece la voluntad y la autonomía. La
aceptación de lo que somos nos permite tener una actitud de seguridad, que es un elemento
importante de la belleza.
•
Atender los problemas de salud.
Acudir al médico cuando sentimos alguna molestia es una
manera de prevenir inconvenientes. Dejar pasar un malestar puede llevarnos a complicaciones
innecesarias. Una revisión de rutina al año nos dará tranquilidad.
La salud es el mejor cosmético.