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Libro para el maestro
A N E X O 2
ROSAURA:
¿Pues cómo cobarde estoy
y ya a su lado no soy
un escándalo del mundo,
cuando ya tanta crueldad
cierra sin orden ni ley?
[Vase.]
ESCENA XII
VOCES DE UNOS:
¡Viva nuestro invicto Rey!
VOCES DE OTROS:
¡Viva nuestra libertad!
CLARÍN:
¡La libertad y el Rey vivan!
Vivan muy enhorabuena;
que a mí nada me da pena
como en cuenta me reciban
que yo, apartado este día
en tan grande confusión,
haga el papel de Nerón,
que de nada se dolía.
Si bien me quiero doler
de algo, y ha de ser de mí.
Escondido desde aquí
toda la fiesta he de ver.
El sitio es oculto y fuerte
entre estas peñas. Pues ya
la muerte no me hallará,
dos higas para la muerte.
[Escóndese; tocan cajas, y suena ruido de armas.]
ESCENA XIII
Salen BASILIO, CLOTALDO
y ASTOLFO huyendo.
BASILIO:
¡Hay más infelice Rey!
¡ay padre más perseguido!
CLOTALDO:
Ya tu ejército vencido
baja sin tino ni ley.
ASTOLFO:
Los traidores vencedores
quedan.
BASILIO:
En batallas tales,
los que vencen son leales,
los vencidos los traidores.
Huyamos, Clotaldo, pues,
del cruel, del inhumano
rigor de un hijo tirano.
Disparan dentro y cae CLARÍN
herido, de donde está.
CLARÍN:
¡Válgame el cielo!
ASTOLFO:
¿Quién es
este infelice soldado,
que a nuestros pies ha caído
en sangre todo teñido?
CLARÍN:
Soy un hombre desdichado,
que por quererme guardar
de la muerte, la busqué.
Huyendo della, encontré
con ella, pues no hay lugar
para la muerte secreto;
de donde claro se arguye
de quien más su efecto huye,
es quien se llega a su efecto.
Por eso tornad, tornad
a la lid sangrienta luego;
que entre las armas y el fuego
hay mayor seguridad
que en el monte más guardado,
que no hay seguro camino
a la fuerza del destino
y a la inclemencia del hado;
y así, aunque a libraros vais
de la muerte con huir,
mirad que vais a morir,
si está de Dios que muráis.
[Cae dentro.]