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Libro para el maestro
A N E X O 2
BASILIO:
¡Mirad que vais a morir,
si está de Dios que muráis!
¡Qué bien, ay cielos! Persuade
nuestro error, nuestra ignorancia
a mayor conocimiento
este cadáver que habla
por la boca de una herida,
siendo el humor que desata
sangrienta lengua que enseña
que son diligencias vanas
del hombre cuantas dispone
contra mayor fuerza y causa!
Pues yo, por librar de muertes
y sediciones mi patria,
vine a entregarla a los mismos
de quien pretendí librarla.
CLOTALDO:
Aunque el hado, señor, sabe
todos los caminos, y halla
a quien busca entre lo espeso
de las peñas, no es cristiana
determinación decir
que no hay reparo en su saña.
Sí hay, que el prudente varón
vitoria del hado alcanza;
y si no estás reservado
de la pena y la desgracia,
haz por donde te reserves.
ASTOLFO:
Clotaldo, señor, te habla
como prudente varón
que madura edad alcanza;
yo, como joven valiente.
Entre las espesas ramas
dese monte está un caballo
veloz aborto del aura;
huye en él, que yo entre tanto
te guardaré las espaldas.
BASILIO:
Si está de Dios que yo muera,
o si la muerte me aguarda,
aquí, hoy la quiero buscar,
esperando cara a cara.
ESCENA XIV
Salen SEGISMUNDO, ESTRELLA, ROSAURA,
SOLDADOS, acompañamiento.
UN SOLDADO
:
En lo intrincado del monte,
entre sus espesas ramas,
el Rey se esconde.
SEGISMUNDO:
¡Seguidle!
No quede en sus cumbres planta
que no examine el cuidado
tronco a tronco y rama a rama.
CLOTALDO:
¡Huye, señor!
BASILIO:
¿Para qué?
ASTOLFO:
¿Qué intentas?
BASILIO:
Astolfo, aparta.
CLOTALDO:
¿Qué quieres?
BASILIO:
Hacer, Clotaldo,
un remedio que me falta.
Si a mí buscándome vas,
[A SEGISMUNDO, arrodillándose.]
ya estoy, príncipe, a tus plantas;
sea dellas blanca alfombra
esta nieve de mis canas;
pisa mi cerviz y huella
mi corona; postra, arrastra
mi decoro y mi respeto;
toma de mi honor venganza;
sírvete de mí cautivo;
y tras prevenciones tantas,
cumpla el hado su homenaje,
cumpla el cielo su palabra.