demasiado grandes: no puede caminar. El cuerpo
es de una blancura resplandeciente; las alas negras
y blancas, abigarradas; a veces, el pecho está
salpicado de gris. El pico, enorme, hueco y
ganchudo, es rosa claro hasta la extremidad de
los cuernos blancos y tremendamente cortantes.
El albatros gruñe y golpea con el pico, pero no luce
demasiado salvaje. Observa todo a su alrededor,
con curiosidad, con una mirada viva e inteligente.
Marcel Schwob
93