debes saber que yo amo a la señora Meztli. ¡Nunca
lograrás que te adore! ¡Tú no eres la seÑora del
Cielo!”.
El cometa, entonces, arrojó flechas de luz y piedras
de fuego de su larga cola sobre el valiente ocelote.
Todo fue tan rÁpido, que el ocelote no consiguió
esconderse y emitió un horrible rugido de dolor. Su piel
tersa quedó quemada en distintas partes. Desde esa
noche, el ocelote tiene grandes manchas negras sobre
su piel.
Leyenda tradicional
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