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LITERATURA
En un partido de futbol, los elefantes le iban ganando a los gusanos con
un marcador de cincuenta a cero. De repente, el entrenador de los gusanos
hace un cambio de jugadores y mete al ciempiés como delantero. El ciempiés
comienza a meter un gol tras otro, y al final del partido ganan los gusanos,
setenta y cinco a cincuenta. Después, el entrenador de los elefantes,
incrédulo, se acerca al grandioso jugador y, después de felicitarlo, le pregunta
por qué no había entrado antes al partido. El ciempiés, un poco apenado, le
contesta que se estaba terminando de atar las agujetas de los tenis.
Un día, en el salón de clases, la maestra le dijo a Pepito:
—Pepito, dime una palabra que empiece con d.
—Ayer.
—Ayer empieza con
a
y no con
d
—dijo la maestra.
—Es que ayer fue domingo.
Escriban las secciones que podría tener un libro de chistes de
acuerdo con la clasificación que propusieron. Estas notas las usarán
después.
¿Te ha sucedido que al contar un chiste sólo lo entienden algunas
personas? Comenta con tus compañeros las razones por las que
ocurre eso.
Hay chistes a los que popularmente se les conoce como
“locales” porque sólo los entienden las personas que comparten
el mismo significado de las palabras, o conocen el suceso al
que se está haciendo referencia. Si sabes algún chiste con esas
características, cuéntalo y explícale a tus compañeros dónde lo
cuentan y por qué sólo tiene sentido para un grupo específico
de personas. Argumenta qué otros elementos se necesitan para
comprender un chiste. Lee los siguientes chistes:
¿Qué indican los guiones largos del primer chiste? ¿Por qué el
segundo chiste no utiliza guiones largos?
Comenta en grupo tus ideas.