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B
loque
II
Analizas los fundamentos de la racionalidad humana
en el contexto del pensamiento clásico griego
También, por supuesto, al escribir de ese modo sus obras, Platón rinde un profundo
homenaje a Sócrates, su maestro, de quien sin duda procede ese interés en mostrar el
diálogo como camino a la verdad.
Además, los diálogos platónicos, sobre todo los primeros, le sirven al autor para esta-
blecer con claridad qué diferencia hay entre sus principios, preocupaciones y conclusio-
nes y las de flósoFos anteriores, y, sobre todo, las de los sofstas. Porque, al igual que
Sócrates, Platón
veía con recelo a los sofstas: las ideas y actitudes de éstos, sobre
todo su pretensión de poder hacer parecer verdadera una opinión falsa, y falsa una
verdadera, le incomodaban, y hasta cierto punto, irritaban. Pues en el Fondo los sofstas
insinuaban, según Platón,
que en realidad no existía
una
verdad, sino tantas como
personas había, y el que consideráramos algo como verdadero o falso dependía nada
más
de
qué tan convincentemente nos fuera presentado. Por cierto, aprovechemos
para señalar que el relativismo, que ya defnimos hace unas pocas páginas cuando pre
-
sentamos a los sofstas, es en nuestros días, por motivos que veremos en su momento,
una
postura que ha vuelto a gozar de cierto crédito.
A Platón se le atribuyen 27 diálogos; entre los principales, mencionemos
Laques
,
o del
valor, Protágoras o de los sofstas, Hipias mayor o de lo bello, El banquete o del amor
y
La República o de lo justo,
que ya mencionamos.
En casi todos estos diálogos, el
punto de partida es una idea sostenida con convicción,
y hasta con cierta
jactancia, por uno de los personajes. A continuación, aparece el per-
sonaje de Sócrates, quien empieza a cuestionar la idea, hasta mostrar su falsedad y
conducir a su interlocutor, que al inicio del diálogo afrmaba estar totalmente convencido
de la verdad de su posición, a dudar de su idea inicial. Por lo general, al fnal de la dis
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cusión, van apareciendo
otras ideas que parecen más acertadas.
Los diálogos mues-
tran que gracias a la crítica de las ideas se puede llegar a otras ideas
más exactas, a
otras defniciones más precisas y sólidas de las cosas que se quiere conocer: la virtud,
el amor, lo justo, etcétera.
Es una especie de combate entre ideas, en el que al fnal la
idea más fuerte, la mejor fundamentada, resulta “victoriosa”.
Y la idea más fuerte es en Platón la idea verdadera, la que está en el fondo del alma
del hombre esperando a ser descubierta. Recordemos que para Sócrates el método
dialéctico permite al hombre alcanzar la verdad, la idea verdadera, que
se encuentra en
el Fondo de su alma, esperando. Platón no sólo
respetó felmente esta idea de su maes
-
tro, sino que la llevó hasta sus últimas consecuencias:
si el hombre puede encontrar en
su interior las ideas verdaderas es porque éstas existen ahí, por sí mismas, indepen
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dientemente de que sean conocidas o no.
Del mismo modo que
podemos considerar
que, por ejemplo, el oro existe en las en fondo de la tierra, con independencia de que se
hayan construido túneles que conduzcan a él y permitan sacarlo a la superfcie.