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Analizas la transición que va de la cosmología medieval
a los problemas de la modernidad
B
loque
III
Actividad de aprendizaje 12
Pon a dialogar a Hobbes y a Locke. Formen parejas, uno de ustedes representará a
Hobbes y el otro a Locke, dialoguen entre sí para responder las siguientes pregun-
tas a partir del pensamiento del autor que les tocó actuar.
1. ¿Cómo es el ser humano que imaginas en el estado de naturaleza, previo a
la instauración del Estado?
2. ¿Por qué se necesita una autoridad?
3. ¿Se vale tener cualquier tipo de gobierno, a toda costa?
Dejemos ahora la política por un momento, para explicar otras cuestiones relevan-
tes provenientes del empirismo, ya no en Hobbes y Locke, sino en otro autor muy
relevante por ser el empirista que lleva hasta los extremos esta postura. Después de
David Hume, es imposible ser más relativista. Ya no cuenta con los supuestos
cor-
poreístas
presentes en Hobbes, ni con el componente racionalista cartesiano que
conservaba Locke. Hay que decir pues, que, entre los empiristas británicos, Hume
es el más radical y destructor. A partir de la negación de las ideas innatas, Hume
propone que las ideas abstractas no remiten en última instancia a nada. Incluso
ideas tan importantes para la ciencia y la Filosofía como la
causalidad
, no respon-
den sino a costumbres de nuestra mente (nos habituamos a ver que una cosa ocu-
rre antes y otra después, las asociamos y decimos que una es causa y otra efecto,
sin poder dar cuenta realmente de una relación necesaria). Tampoco ideas como la
de
sustancia
o la de
identidad
tienen un correlato frme. Hume sugiere, por ejemplo,
que si todo cambia en un ser humano (su cuerpo, sus ideas, sus relaciones), decir
que esa persona tiene un “yo” que es siempre el mismo a través de los cambios
no es sino una costumbre infundada. El empirismo radical lo lleva a ser, en última
instancia, una suerte de escéptico.
Muy distinto al empirismo de Hume es el empirismo del obispo Berkeley. Curiosa-
mente, lo que sucede en su flosoFía es que la insistencia en la experiencia sensible
lo lleva a afrmar la realidad única del espíritu. Si la base es la experiencia, propo
-
ne Berkeley, hay que ser conscientes de que la percepción sensible es un acto de
nuestro espíritu; sin ese acto nada sería para nosotros (por eso, para Berkeley,
esse
est percipii
, es decir, ser es ser percibido). Si para otros empiristas parecía todo
reducirse a materia, Berkeley postula que sólo conocemos la materia por la percep-
ción, que es un acto del espíritu, por lo que lo seguro es éste último y no la primera.