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Identifcas la Filoso ía como disciplina global
Alguien podría replicar: “Y si por azares del destino, nace una persona con un problema
en su cerebro que le impide elaborar ideas, ¿seguiría siendo un ser humano?” La
respuesta es clara:
por supuesto que sí. ¿Pero entonces nuestra defnición
es
imperfecta, pues deja fuera un caso de ser humano? Es esto exactamente lo que
pasa: es decir, hay que revisar nuestra defnición para llegar a una mejor, más
completa e incluyente. Este ejemplo nos sirve también para darnos cuenta de
que en la búsqueda de la verdad ninguna de las ramas de la Filosofía se basta
completamente a sí misma, siempre tienen que tomarse en cuenta unas a otras. En
nuestro ejemplo, hay consideraciones éticas y políticas que
no pueden dejarse de
lado al defnir al ser humano. En su momento haremos algunas observaciones al
respecto y ensayaremos otras defniciones de ser humano.
Volvamos a hablar de defniciones. Dominar la técnica de la defnición nos puede
ayudar para lograr ideas más claras y útiles. Es decir, fortalece la capacidad para
generar ideas que por nuestra naturaleza humana todos poseemos.
Hay reglas para lograr una buena defnición. Pocas aptitudes son tan útiles para el
trabajo intelectual como saber defnir correctamente las cosas. La ciencia no podría
progresar si no utilizara defniciones rigurosas, que también son la base teórica y
práctica de las pro esiones que aprovechan la ciencia para benefcio de las personas,
como la Medicina y la Ingeniería. También es una capacidad que se revela muy útil
para trabajar en equipo, porque ayuda mucho en la comunicación. Nos permite
identifcar situaciones en que no estamos entendiendo de igual modo las mismas
palabras, y nos puede ayudar a producir un lenguaje común.
Todo el que participe
en un equipo de trabajo, académico o profesional, sabe cuán importante puede ser
esto. Por eso es importante que tengamos en cuenta las siguientes reglas para
construir defniciones útiles.
Reglas para una buena defnición
1. La defnición debe ser breve, pero completa. Es decir, debe mostrarnos lo que
es universal y necesario en el objeto defnido, pero de la orma más breve que
sea posible. Podríamos decir: “El hombre es un animal que camina en dos
pies, y es racional”, y no estaríamos equivocados. Pero la aclaración “camina
en dos pies” de alguna manera sale sobrando: con decir que es un animal
racional ya tenemos una descripción sufcientemente general del hombre
(con las reservas que ya comentábamos).
2. La defnición debe ser válida para todos los casos de lo defnido, y sólo para
esos
casos. Si pretendiéramos defnir al hombre únicamente
como el animal
que camina en dos pies, evidentemente estaríamos
incluyendo en nuestra
defnición animales que no son humanos, como los canguros o los avestruces.
Nuestra defnición no estaría respetando esta regla.