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I
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HISTORIA
II
Diversiones sobre ruedas
El patinaje sobre ruedas era popularísimo en la sociedad mexicana. El
Cabildo de la ciudad permitió en 1895 la construcción de una pista de
madera en la Alameda […] Las carreras de caballos era, por los años de
1890, la recreación de más atractivo en México […] Andar en bicicleta
era otra modalidad que conformaba el temperamento de ese tiempo
[…] Los ciclistas mexicanos no sólo se ocuparon de la velocidad que
sus aparatos desarrollaban, sino de la mecánica, de los nuevos mode-
los, de las marcas diferentes y de las demostraciones que permitían las
carreras […] Se les permitió el tránsito por todas las calles con la
condición de que los conductores llevaran una campana o una bocina
a todas horas y una linterna por las noches; no podían ir por las
aceras, ni a mucha velocidad, ni en grupos de más de tres. Advirtió el
gobernador que no se les permitiría el paso por las calles principales,
y concluyó con una orden a la policía para que protegiera a los
ciclistas y arrestara a quienes los asaltaban, silbaban, insultaban o
molestaban. Con la anuencia oficial, la bicicleta fue el vehículo más
popular hasta que llegó el automóvil.
William Beezley. “El estilo porfiriano: Deportes y diversiones de fin de siglo”, en
Historia Mexicana,
vol. XXXIII, núm. 30,
México: Colmex, oct.-dic.,1983, pp. 265-280.
Bailes y reuniones en el
Siglo de las Luces
Indios, castas y mestizos […] empezaron a organizar
para sus familiares, amigos y vecinos “coloquios
privados” […] pequeña comedia que trataba de los
sucesos religiosos que se conmemoraban en esos días
[…] Los coloquios se realizaban al aire libre y a puerta
cerrada […] Después de la representación, en la que
participaban amigos y familiares, se servía en el
zaguán una merienda con “bizcocho, dulces y aguas
de limón, horchata y chicha” […] Por las mismas
razones que se habían popularizado los coloquios y
las posadas, aparecieron en el siglo XVIII las “jamai-
cas”. Éstas eran sencillamente fiestas en las cuales la
principal diversión la constituían los “escandalosos” y
“sacrílegos” bailes […] Los paseos […] fueron a lo
largo de este periodo promovidos y alentados […] El
primer paseo con que contó la ciudad fue el de la Alameda […] El otro paseo antiguo era el del Bosque de
Chapultepec, que se encontraba bastante retirado de la ciudad, por lo que los vecinos iban a él sólo cuando
podían pasar ahí todo el día […]
Juan Pedro Viqueira.
¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el Siglo de las Luces
. México:
FCE
, 2005, pp.
161,163, 229-230.