Practica esta lección: Ir al examen
tu ejecución de la de alguien más. Por supuesto, no modificamos los sonidos que están
escritos, las notas y sus ritmos no cambian, lo que aportamos nosotros es la inflexión, el
cómo las ejecutamos. Es similar a cuando leemos un texto en voz alta: somos fieles al texto,
no modificamos palabras ni acentos ni puntuación o fraseo, pero cada uno de nosotros lo
recitará de manera distinta, con una expresividad diferente. Como dijimos anteriormente,
para saber qué tanto puedes aportar, es necesario que conozcas la obra. Si, por ejemplo, se
trata de una balada, un tempo demasiado rápido o una intensidad constantemente fuerte, se
sentirán fuera de lugar.
Para trabajar la expresividad te sugerimos que primero exageres todas tus inflexiones: si en
una melodía quieres empezar muy suave e ir aumentando gradualmente la fuerza e
intensidad, exagéralo, inicia con un sonido muy suave, casi inaudible, y aumenta poco a
poco hasta que llegues a un fortísimo, a un sonido muy fuerte. Después, repite el mismo
pasaje pero moderando tus inflexiones, sin llegar a los extremos. Este ejercicio te ayudará a
controlar tu sonido y a escuchar las distintas sonoridades que puedes lograr, para que tú
decidas cuál es la que más refleja tus intenciones musicales y las del compositor.
e)
Repertorio
. El repertorio deberá seleccionarse con anterioridad. Se deberá contar con al
menos las cinco primeras piezas que se trabajarán, para que se pueda trazar una
continuidad, para que se pueda apreciar un progreso y una dirección. En este sentido, la
selección estará en función de las metas establecidas. Para formar un repertorio interesante
y divertido te sugerimos que incluyas obras de distintos géneros y estilos: una o dos obras
propias de tu comunidad (las puedes encontrar en la recopilación de canciones que has
hecho anteriormente), una obra de tu región o país, una pieza popular y una pieza clásica
(perteneciente a la música culta). Para seleccionar estas obras te recomendamos algunos
sitios de Internet en el cuadro de materiales de apoyo. Comienza por las obras de menor
dificultad.
f)
Metas
. ¿Cuál es tu objetivo al tocar? Puede que tengas la intención de formar un grupo y
dar conciertos, o quizá sólo quieres tocar frente a amigos o familiares. A lo mejor quieres
tocar tú solo, para ti, para disfrutarlo aunque nadie te escuche. Cualquiera que sea tu meta,
si la tienes clara será más fácil alcanzarla. Selecciona tu repertorio de acuerdo con esa meta,
ya sea que quieras tocar para ti o frente a un público, debes proceder por grado de dificultad,
comenzar por lo más fácil y ponerte un objetivo de una obra (o varias) de mayor dificultad a
las que quieras llegar. Establece una rutina de práctica instrumental, diaria o cada tercer día,
dependiendo de tu objetivo, pero recordando que la constancia y la regularidad son la base
del éxito.
Actividad individual. Estudiar una obra musical
Elige una obra para interpretarla individualmente. Como ya dijimos, te recomendamos que ya
tengas en mente un total de cinco obras que quieras interpretar. Tu meta será lograr
interpretar estas cinco obras de tu repertorio individual en un tiempo preestablecido (por
ejemplo, seis meses). Ordénalas por grado de dificultad (de menor a mayor), toma la primera
obra y estúdiala como se te indica. Más adelante, seguirás los mismos pasos para las otras
obras.
En síntesis, estos son los pasos que deberás seguir para estudiar una obra musical:
1)
Seleccionar la obra, de acuerdo a las metas que te hayas trazado.
2)
Analizar la obra: -investigar sobre su contexto.
-conocer sus características musicales.
3)
Solfear la partitura. Leer las notas con su ritmo, en voz alta, sin el instrumento.
4)
Practicar cinco minutos de técnica de tu instrumento.
5)
Tocar lentamente la pieza. Repetir.
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