165
Adviertes la condición humana derivada
de la Filosofía posmoderna
167
Si una persona llena sus pulmones de aire y grita: “¡NO PUEDO GRITAR!”, estaría
incurriendo en una contradicción performativa, porque su acto estaría contradiciendo
el signifcado de lo que está diciendo: está gritando que
no puede gritar. Y Habermas
dice que esto es justamente lo que ocurre, por ejemplo, con Foucault y su idea de
la incapacidad humana para conocer la verdad, porque si es cierto que el hombre
no puede conocer la verdad, ¿entonces cómo es posible que llegue a saber, como
pretende haberlo hecho Foucault,
que la verdad no puede ser conocida?
Foucault respondió que la clave estaba en su método (llamado por él
método
genealógico
), pero con ello sólo avivó un debate que sigue vigente. Lo importante
es que la acusación de contradicción performativa lanzada por Habermas contra la
ilosoFía posmoderna restableció
en cierta Forma la confanza en la razón. Porque
con ello establecía que, aun cuando las críticas posmodernas de la capacidad
humana de conocer sean correctas, eso debe interpretarse no como la “muerte
de la razón”, ni nada por el estilo,
sino como una
auto-crítica
de la inteligencia
, de
la que puede salir fortalecida, más consciente de sus límites, menos ingenua. Por
cierto, Habermas no piensa
que sea posible un regreso a las ideas anteriores. No
era posible simplemente desechar las críticas de Nietzsche y Foucault, y retroceder
al yo de la Filosofía cartesiana, y atrincherarse en él. (¿Te das cuenta que es la
primera vez que decimos de un autor: “piensa”, en lugar de “pensaba” o “pensó”?
Es que Habermas - afortunadamente - sigue vivo. De hecho, artículos suyos son
publicados a menudo en la prensa alemana.)
Pero tampoco podemos permitir que esas críticas nos conduzcan al escepticismo
absoluto, ni a la inmovilidad ante las urgencias que nos presentan el mundo
y la vida. Ni que invaliden, por supuesto, nuestro
interés por
mejorar nuestras
condiciones de vida y las de nuestras comunidades. Frente a las preocupaciones de
Lyotard, Habermas afrma que si bien se ha renunciado a lograr un entendimiento
de la historia como el que, ingenuamente, la modernidad creía haber alcanzado,
eso no implica que tengamos que renunciar a buscar los caminos
hipotéticos
por
los que podemos avanzar en la dirección que nos marcan
nuestros anhelos de
prosperidad, concordia y desarrollo personal.
Con esta consideración, Habermas
resalta
el signifcado histórico y flosófco de la democracia,
pues según estas
razones ésta sería
esa forma de organizarnos que nos permite e impulsa a esas
búsquedas. No en
balde se considera a Habermas como uno de los principales
teóricos contemporáneos de la democracia.
Porque si los flósoFos posmodernos están en lo cierto,
y la razón no nos permite
descubrir verdades eternas, lo que sí nos permite es comunicarnos,
llegar a
acuerdos y
aproximarnos
a la verdad, aunque nunca la alcancemos defnitivamente.
(El libro más importante de Habermas se titula
Teoría de la acción comunicativa.)
Es decir, quizás la razón humana no pueda descubrir al fn qué es la justicia, pero
puede muy bien permitirnos discutir y llegar a un acuerdo acerca de lo que podemos
entender como tal. Y sobre todo, puede ayudarnos a determinar cómo promoverla,
a través de qué actos e instituciones. El logro de Habermas consistió en saber
aprovechar las críticas posmodernas para rehabilitar un proyecto social progresista
más realista, factible, e informado.